Distracción

La distracción es la desviación de la atención de una tarea, objetivo o estímulo principal hacia estímulos secundarios. Puede ser consciente o involuntaria y surge cuando la atención se ve dividida o sobrecargada. En psicología cognitiva, la distracción reduce la capacidad de mantener información relevante en la memoria de trabajo y puede disminuir el rendimiento en tareas que requieren concentración sostenida.

El término distracción procede del latín distractio, distrahere, que significa desviar o apartar. En español se emplea para describir fenómenos cotidianos así como estados patológicos cuando la atención se ve afectada de forma persistente.

Las distracciones se clasifican, a grandes rasgos, en externas, provocadas por estímulos del entorno como ruido, movimiento o dispositivos electrónicos; e internas, originadas por pensamientos, emociones, hambre, fatiga o preocupación. También se distinguen distracciones involuntarias, que ocurren sin intención, y distracciones voluntarias, que se provocan para cambiar de tarea o evitar una tarea aburrida. En la era digital, las distracciones relacionadas con teléfonos y redes sociales son especialmente relevantes.

En educación y trabajo, la distracción puede reducir la eficiencia, la retención de información y la calidad de las decisiones. En conducción y operaciones que exigen alta precisión, aumenta el riesgo de errores. Sin embargo, algunas interrupciones breves pueden favorecer la creatividad o la recuperación de la atención, siempre que se gestionen adecuadamente.

Las estrategias para gestionar la distracción incluyen eliminar o reducir estímulos no deseados (por ejemplo, silenciar dispositivos y organizar el entorno), estructurar el tiempo en bloques de trabajo y descansos, practicar la atención plena y establecer metas claras. También se recomienda regular notificaciones y diseñar entornos que favorezcan la concentración.