Antisísmica

Antisísmica es un término utilizado para describir el conjunto de principios, técnicas y medidas destinadas a reducir la vulnerabilidad de estructuras, infraestructuras y sistemas frente a sismos. Su objetivo es preservar la seguridad, la funcionalidad y la rapidez de recuperación tras un movimiento sísmico.

Los principios fundamentales incluyen la ductilidad de los elementos estructurales, la redundancia para evitar fallos en un solo punto, y la disipación de energía mediante detailing adecuado. Las estrategias de antisísmica abarcan desde diseños estructurales flexibles y con capacidad de deformación significativa, hasta sistemas que reducen la transmisión de energía sísmica al inmueble. Entre las tecnologías más utilizadas se encuentran el aislamiento de base, los dispositivos de disipación de energía (amortiguadores) y las configuraciones de marcos, paredes de corte y diaphragmas conectados de forma coherente. También se considera el refuerzo de uniones, cimentaciones y elementos no estructurales que podrían sufrir daño.

La antisísmica comprende tanto el diseño de nuevas construcciones como el retrofit de estructuras existentes para mejorar su desempeño ante sismos. Se aplica en edificios, puentes, torres y otras infraestructuras, y se apoya en normas y códigos de ingeniería sísmica regionales o internacionales, así como en enfoques de diseño basado en el rendimiento. Aunque reduce el riesgo, no elimina la amenaza y puede implicar costes y mantenimiento continuos.