metónymía

La metonimia es una figura retórica y semántica por la cual se designa un objeto o fenómeno no por su propio nombre, sino por el nombre de otro término con el que guarda una relación estrecha de contigüidad o asociación. En lugar de nombrar la cosa directamente, se utiliza un término vinculado a ella por motivos contextuales, causales, espaciales o funcionales.

Etimológicamente, proviene del griego metónymía, de meta- “cambio” y ónoma “nombre”, y se ha entendido históricamente como un “cambio de nombre” que transmite significado sustituto mediante la relación entre los conceptos involucrados.

Entre las relaciones habituales de la metonimia se cuentan: por causa o instrumento (tomar una copa, usar una pluma); por lugar (la Casa Blanca anunció nuevas medidas); por autor o obra (leer a Cervantes, la obra de Shakespeare); por institución o cargo (la Corona, el Gobierno); por contenido o materia (dijeron que el lienzo de Picasso era innovador). Estos ejemplos muestran cómo un nombre asociado sustituye al término real sin comparar semejanza, como ocurre en la metáfora.

Uso e alcance: la metonimia es común en la lengua cotidiana, en la prensa, la literatura, la publicidad y la cinematografía, donde referencias breves y eficaces dependen de relaciones de proximidad entre conceptos.

Relación con otras figuras: se la considera una forma de sustitución por contigüidad y, dentro de ella, la sinécdoque es un subtipo (parte por todo o todo por parte). En contraste con la metáfora, la metonimia no basa su sentido en la semejanza, sino en una relación contextual entre términos.