dorsiflexión

La dorsiflexión es un movimiento del tobillo que consiste en acercar el dorso del pie a la pierna, reduciendo el ángulo entre la tibia y el pie. Es la acción opuesta a la plantarflexión. En la práctica se realiza principalmente en la articulación talocrural, con una participación menor de las articulaciones subtalar y transversa, y puede ser activa (por contracción muscular) o pasiva (inducción externa).

Los músculos principales responsables de la dorsiflexión se localizan en la parte anterior de la pierna. El tibial anterior es el principal músculo dorsiflexor, seguido del extensor largo de los dedos y del extensor largo del dedo gordo. El peroneo tercero también contribuye. La dorsiflexión está inervada principalmente por el nervio peroneo profundo. Los músculos antagonistas son principalmente los flexores plantares de la pierna, como el gastrocnemio y el sóleo, así como el tibial posterior.

En cuanto al rango de movimiento, la dorsiflexión activa típica ronda los 20 grados cuando la rodilla está extendida; con la rodilla flexionada puede superarse aproximadamente los 30 grados. Las limitaciones pueden deberse a rigidez de la pantorrilla, contracturas del tendón de Aquiles, lesiones del tobillo, o a condiciones neurológicas que afecten la función de los dorsiflexores.

Funcionalmente, la dorsiflexión es crucial para la marcha, ya que permite levantar el pie durante la fase de apoyatura y evitar tropezones. Su debilidad o parálisis (por ejemplo, en pie cono o marcha inestable) provoca caídas o resbalones. La evaluación clínica suele incluir la observación del desplazamiento del pie y la medición con goniómetro; el tratamiento puede incluir estiramientos de la cadena posterior, fortalecimiento de los dorsiflexores y, en casos necesarios, ortesis o adaptaciones para la marcha.