descriptivismo

El descriptivismo es una postura metodológica y teórica en lingüística que propone estudiar el lenguaje tal como se usa en la práctica, sin emitir juicios de corrección. En lugar de fijar normas, los descriptivistas registran las estructuras, los usos y las variedades que existen en distintos contextos, desde la fonética y la morfología hasta la semántica y la pragmática. Su objetivo es describir el sistema lingüístico vigente y su evolución, basándose en datos empíricos obtenidos de habla, textos y corpus.

Se opone al prescriptivismo, que busca establecer normas de correcto uso y regular la lengua. El descriptivismo enfatiza la variación lingüística entre individuos, registros y dialectos, y se apoya en métodos como la observación de campo, la grabación de hablantes y el análisis de grandes corpus para documentar estructuras y patrones.

La tradición descriptiva se consolidó en la lingüística moderna a partir del siglo XX, con especialistas que promovieron la descripción detallada de lenguas y sus usos reales. En la lingüística anglosajona, figuras como Leonard Bloomfield defendieron la descripción basada en datos observables; en la sociolingüística posterior, investigadores como William Labov pusieron énfasis en la variación social y en la sociolingüística variationista.

Entre las aplicaciones se encuentran las gramáticas y diccionarios descriptivos, la lexicografía, la enseñanza basada en uso real del idioma y la alfabetización lingüística. El descriptivismo reconoce que las lenguas cambian y que la norma cultural de una lengua es una convención social, no una entidad fija.

En debates actuales, el descriptivismo y el prescriptivismo se consideran enfoques complementarios para entender y enseñar el lenguaje, cada uno con funciones prácticas en educación, política lingüística y cultura.