compulsiva

Compulsiva es la forma femenina del adjetivo compulsivo en español y se aplica a aquello que se produce por una compulsión, es decir, por un impulso irresistible que la persona siente que debe satisfacer. Se usa para describir conductas, hábitos o respuestas emocionales que la persona experimenta como necesarias, a menudo pese a reconocer su irracionalidad o impropiedad.

En el uso cotidiano se emplea para referirse a conductas repetitivas como la compra compulsiva, el consumo compulsivo de internet, la limpieza excesiva o el juego compulsivo. También se utiliza para describir comportamientos de carácter ritual o repetitivo que buscan reducir la ansiedad.

En el ámbito de la salud mental, el término se asocia con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). En TOC, son las compulsiones las que se realizan para neutralizar o aliviar la angustia provocada por obsesiones. Las compulsiones suelen ser repetitivas y pueden ser temporales o irruptivas, y a menudo consumen tiempo y generan deterioro funcional. No todas las conductas compulsivas indican TOC; la evaluación clínica distingue entre hábitos, hábitos reforzados por la ansiedad y trastornos de mayor gravedad.

Se distingue de la impulsividad, en la que la persona actúa sin considerar consecuencias o sin un impulso repetitivo; la compulsión es una respuesta repetida a una obsesión o a una ansiedad persistente, que la persona se siente obligada a realizar.

En lexicografía, “compulsiva” funciona como adjetivo que acompaña a sustantivos femeninos; puede emplearse para describir acciones, hábitos o procesos que se realizan de forma casi involuntaria.

La etimología proviene del latín compulsus, ‘empujado’ o ‘forzado’, y del prefijo compul- procedente de compellere, con influencia del francés compulsif; en inglés se usa “compulsive”.