Lubricar

Lubricar es un verbo utilizado para describir la acción de aplicar un lubricante entre superficies en contacto con el fin de reducir la fricción, el desgaste y la generación de calor, y para facilitar el movimiento relativo. En usos mecánicos y técnicos, la lubricación adecuada prolonga la vida de los componentes, mejora la eficiencia y reduce el consumo energético.

Etimología: Proviene del latín lubricus, relacionado con la idea de resbaladizo, y llegó al español mediante la formación del verbo con el sufijo -ar, en línea con otros préstamos técnicos.

Los lubricantes pueden ser líquidos (aceites minerales, sintéticos o vegetales), grasas, o lubricantes secos. Se emplean en motores, transmisiones, rodamientos, engranajes y sistemas hidráulicos; también se utilizan en bicicletas, aeronáutica y maquinaria industrial.

Aplicación y mantenimiento: la lubricación se realiza mediante una cantidad adecuada de lubricante, ya sea por bombeo, rociado o inmersión, según el diseño. Es importante evitar la sobrelubricación, limpiar las superficies para eliminar contaminantes y realizar revisiones periódicas para asegurar la continuidad de la protección.

Seguridad y medio ambiente: algunos lubricantes pueden ser tóxicos o irritantes. Es recomendable usar protección personal adecuada, evitar la liberación al entorno y disponer de los residuos en puntos autorizados para su recolección y reciclaje.