retratos

Un retrato es una representación visual de una persona o de un grupo, cuyo objetivo es capturar la semejanza física y, a menudo, aspectos de la personalidad, el estatus o la emoción del sujeto en un momento determinado. A lo largo de la historia del arte, el retrato ha servido tanto como documento biográfico como vehículo estético.

En la historia de la pintura, el retrato ha sido una de las prácticas más duraderas. En la Antigüedad y el mundo medieval se usaba para honrar a figuras poderosas, pero fue en el Renacimiento cuando el retrato adquirió un interés nuevo por la individualidad y la psicología. Con el Barroco, la figura humana se volvió más teatral y monumental, a menudo para enfatizar el poder real o la devoción religiosa.

Existen varios enfoques y subgéneros: retratos de estudio, de media figura y de cuerpo entero; retratos de grupo o familiares; y autores retratos. En la tradición fotográfica se habla de retratos documentales y de estudio. También destacan los autorretratos, que ofrecen una autoimagen deliberada del artista.

Las técnicas y soportes han variado: pintura al óleo, temple o acuarela en lienzo o superficie; grabados; y, desde el siglo XIX, la fotografía, que amplió la posibilidad de retratar a más personas con mayor rapidez. En el arte contemporáneo, el retrato se enfrenta a la identidad, la memoria y la representación mediática, a veces mediante el uso de collage, performance o digital.

Las funciones del retrato incluyen la memoria familiar, la conmemoración social, la representación de dignidad o poder y la exploración de la identidad personal. Su significado depende del contexto cultural y del estilo del artista.