labranza

Labranza es el conjunto de prácticas agrícolas orientadas a modificar y preparar el suelo para la siembra mediante la perturbación física del terreno. Su objetivo principal es crear un lecho de siembra adecuado, favorecer la germinación, controlar las malas hierbas, incorporar residuos culturales y materia orgánica, y mejorar la infiltración, la aireación y la retención de humedad. El término procede del verbo labrar, que significa trabajar la tierra.

Existen enfoques que varían en intensidad y disturbio del suelo. La labranza convencional implica múltiples pases de arado, rastra y discos para voltear y desarticular la capa superficial. La labranza reducida utiliza menos perturbación y menos pasadas. La labranza de conservación, o labranza mínima, busca mantener una residual cobertura de residuos y perturbación reducida. En la siembra directa, o no till, se evita la perturbación del suelo durante la siembra para conservar estructura y cobertura, reduciendo la erosión y la pérdida de carbono.

Técnicas y herramientas incluyen arados, discos, rastras y cultivadores. En sistemas de no till, se emplean equipos de siembra que penetran sin voltear el suelo y que permiten manejar el residuo de cosecha.

Impactos y consideraciones: la labranza puede mejorar la germinación y el manejo del agua en sistemas conservacionistas, pero la labranza intensiva puede deteriorar la estructura del suelo, aumentar la erosión y liberar carbono. La elección del tipo de labranza depende de clima, tipo de suelo, cultivo y objetivos de manejo sostenibles.