comensalidad

La comensalidad, en biología a menudo llamada comensalismo, es una forma de relación simbiótica en la que una especie obtiene beneficio al aprovechar servicios, recursos o usos proporcionados por otra, mientras que la especie hospedante no resulta ni notablemente perjudicada ni beneficiada. Este tipo de interacción se considera no mutualista, a diferencia del mutualismo, en el que ambas partes se benefician, y del parasitismo, en el que la parte hospedante resulta perjudicada.

En ecología, la comensalidad se entiende como una relación donde un organismo obtiene ventajas, como transporte, alimento o hábitat, sin afectar significativamente al huésped. Sin embargo, la neutralidad de estas interacciones puede variar con el contexto ambiental y la condición del organismo hospedante; algunas relaciones que inicialmente se describen como comensalismo pueden volverse mutualistas o parasitarias si cambian las condiciones.

Entre ejemplos típicos se citan los percebes que se adhieren a mamíferos marinos como ballenas, y las rémoras que se desplazan con tiburones o peces grandes para obtener alimento y movilidad. También se mencionan aves que se alimentan de insectos removidos por el ganado al pastar, o plantas epífitas que crecen sobre árboles sin extraer nutrientes de ellos. En humanos y en ciencias sociales, comensalidad se utiliza también para referirse al acto de comer juntos, como una práctica que facilita la interacción social y la construcción de vínculos culturales y normativos.

La comensalidad, por tanto, es un concepto con alcance biológico y sociocultural, sujeto a debates sobre su definición precisa y su prevalencia en la naturaleza.