inyecciones

Las inyecciones son una forma de administrar medicamentos o vacunas mediante una aguja y una jeringa o dispositivos autoinyectores. Permiten entregar sustancias directamente al tejido o al torrente sanguíneo, evitando el tracto gastrointestinal y logrando absorción rápida o efecto local, según la vía utilizada.

Las vías de administración más habituales son: intramuscular (IM), subcutánea (SC) e intravenosa (IV). También existen la intradérmica (ID), intraarticular, epidural o intratecal para usos específicos. Las vacunas se aplican con frecuencia por IM o SC.

Preparación y administración: antes de inyectar, se verifica el medicamento, la dosis y la fecha de caducidad; se mantiene la técnica aséptica y se elige la aguja y la jeringa adecuadas. Se limpia la zona, se introduce la aguja con el ángulo apropiado y, según el caso, se administra la sustancia de forma lenta o rápida; luego se retira la aguja y se aplica presión. Algunas inyecciones pueden ser autoadministradas, como la insulinoterapia o los autoinyectores de adrenalina, mientras otras requieren personal sanitario para su colocación.

Seguridad y riesgos: pueden ocurrir infección, sangrado, dolor o daño tisular o nervioso si la técnica es incorrecta. También existen reacciones alérgicas o anafilácticas en casos raros, y errores de dosis o de compatibilidad de fármacos. Por ello es fundamental la capacitación adecuada, la supervisión cuando corresponde y la disposición segura de las agujas y jeringas usadas.

Almacenamiento y regulación: ciertos fármacos requieren condiciones de almacenamiento específicas, como refrigeración. Los dispositivos de inyección deben desecharse en contenedores para objetos punzantes. Las inyecciones están reguladas por autoridades de salud y guías clínicas para garantizar su uso seguro y eficaz.