arbitrariedades

La arbitrariedad es la cualidad de actuar o decidir sin una base razonable, sin criterios pertinentes ni razonamientos coherentes. En su uso cotidiano, describe decisiones tomadas por capricho, sesgo o intereses personales. En el ámbito jurídico y administrativo, la arbitrariedad se opone a la aplicación de leyes y normas de manera razonable y previsible, y se considera una forma de abuso de poder cuando un acto o regla se fundamenta en preferencias subjetivas en lugar de criterios legales.

Etimología: procede del latín arbitrium, criterio o juicio, y del adjetivo arbitrar, que designa aquello que depende del juicio o voluntad de una autoridad. En español se utiliza tanto para referirse a acciones individuales como a prácticas institucionales.

Contextos: en derecho administrativo, la arbitrariedad describe actos que carecen de motivación adecuada, de audiencia o de congruencia con el marco normativo, y que por ello pueden ser anulados por tribunales. En filosofía y teoría política se discute como una falla de legitimidad del poder: cuando las decisiones no obedecen principios de razonabilidad, seguridad jurídica, o igualdad ante la ley. En lenguaje cotidiano, la palabra se utiliza para señalar decisiones que parecen arbitrarias o desproporcionadas.

Consecuencias y control: la arbitrariedad erosiona la confianza en las instituciones, fomenta la desigualdad y la incertidumbre jurídica. Sus mecanismos para prevenirla incluyen la motivación de actos, el control judicial, la transparencia, la participación ciudadana y límites al poder discrecional, con el objetivo de fomentar la predictibilidad y la actuación conforme a la ley.