Dinastia

Una dinastía es una sucesión de gobernantes que pertenecen a la misma familia o linaje y ejercen el poder político en un Estado, imperio o territorio. Por lo general la autoridad pasa de una generación a la siguiente de forma hereditaria, aunque en algunos casos procede por adopción, consentimiento o conquista. El término proviene del griego dunasteía, poder o soberanía, y llegó al castellano a través del latín dinastia.

Las dinastías suelen consolidar la estabilidad administrativa y cultural al unificar tradiciones, símbolos, leyes y estructuras administrativas bajo una línea de sucesión. Su legitimidad puede derivar de la ascendencia, el derecho divino, matrimonios estratégicos o rituales de coronación. Sin embargo, su duración depende de factores como crisis de sucesión, conflictos internos, resistencia regional o presiones externas, lo que puede provocar crisis de legitimidad, reformas o el reemplazo por dinastías rivales.

Las dinastías han marcado hitos en numerosas civilizaciones. En China han existido dinastías como Han, Tang, Ming y Qing. En Europa, dinastías como Capeto, Borbón y Habsburgo jugaron papeles centrales. En el subcontinente indio existieron dinastías como Maurya y Gupta, así como reinos regionales; en el mundo islámico se consolidaron dinastías como Abásida y Otomana. También, en África oriental, la dinastía Solomónica de Etiopía fue una línea de gobernantes que perduró durante siglos.

En la era moderna, el término también se usa de forma metafórica para referirse a familias o grupos influyentes que mantienen poder económico, político o cultural a lo largo de generaciones, conocidos como dinastías empresariales o políticas. Este fenómeno varía según la región y la época.