ábside

El ábside es la terminación del templo cristiano situada en el extremo oriental. Es típicamente semicircular, aunque puede ser poligonal, y suele elevarse sobre el nivel de la nave. En su interior se ubican el presbiterio y, a menudo, el altar; detrás pueden situarse el sagrario, la sacristía y otras dependencias litúrgicas. En iglesias con ambulatorios, el ábside puede rodearse de un pasillo cubierto que da acceso a capillas radiales.

Forma y estructura: La forma más común es la de un semicírculo; en el románico y en la arquitectura gótica puede ser poligonal, con cinco, siete o nueve caras, y en algunas cabeceras se dispone un conjunto de absides alrededor de un chevet. Internamente, el ábside suele estar cubierto por una bóveda (de cañón, de cuarto de esfera o similar) y separado de la nave por un arco triunfal o por una tribuna.

Función y evolución: Históricamente, el ábside marca el santuario de la iglesia: allí se celebra la liturgia principal y se sitúan el altar y, a veces, el tabernáculo. En la Edad Media, la cabecera desarrolló estructuras radiantes con capillas que permitían devoción privada y el acceso a reliquias. En iglesias modernas, el ábside conserva su función litúrgica o se integra con presupuestos arquitectónicos contemporáneos.

Etimología y uso: El término procede del latín absis, que a su vez deriva del griego ἀψίς, y en español se emplea para designar este elemento del templo.