cáliz

El cáliz es un término que en español se usa para designar dos realidades distintas, según el contexto: en botánica, el conjunto de sépalos de una flor; y en liturgia cristiana, el vaso sagrado para contener el vino durante la Eucaristía.

En botánica, el cáliz (del latín calix, calicis) es la envoltura externa de la flor formada por los sépalos. Estos pueden ser libres o fusionados y, en algunas especies, el cáliz persiste después de la floración, protegiendo el fruto. Su forma, tamaño y color varían entre especies y puede colaborar en la defensa contra depredadores y condiciones ambientales.

En la liturgia, el cáliz es un vaso sagrado, generalmente de metal precioso, utilizado para contener el vino que se consagra en la Eucaristía. Suele emplearse junto con la patena y está sujeto a normas litúrgicas sobre su manejo, consagración y custodia. El cáliz simboliza la sangre de Cristo y su uso es central en la celebración de la comunión en varias tradiciones cristianas.

Etimológicamente, cáliz proviene del latín calix, calicis, y es cognado con el inglés chalice. El término mantiene estas dos acepciones en español, que se distinguen principalmente por el contexto: botánica o liturgia. En ambos usos, se trata de una palabra de raíz clásica que ha logrado consolidarse en el vocabulario técnico y religioso.