Sinodalidad

Sinodalidad es un modelo de gobernanza y discernimiento en la Iglesia Católica que busca que la toma de decisiones se haga en común, a través de sínodos y procesos de escucha. Implica un camino en el que el Espíritu Santo guía la comunión, se integran las voces de todos los bautizados y se prioriza la misión compartida de la Iglesia en lugar de decisiones impulsivas o aisladas. Su objetivo es fortalecer la participación, la corresponsabilidad y la comunión entre clero, religiosos y laicos.

El término deriva del griego synodos, que significa “camino juntos” o “reunión”. Está formado por syn- (con) y hodos (camino), y se utiliza para describir procesos de discernimiento comunitario que buscan llegar a acuerdos en común a partir de la escucha mutua.

En la Iglesia, la sinodalidad se expresa a través de sínodos a distintos niveles: diocesano, continental y universal. Los procesos suelen incluir fases de escucha, discernimiento y toma de decisiones, con la participación de obispos, clero, religiosos y laicos. El énfasis está en la inclusión de voces diversas y en que la autoridad se ejerza dentro de un marco de comunión y misión compartida, con la convicción de que la Iglesia es un pueblo en camino.

Históricamente tiene raíces en la tradición eclesial y se fortaleció durante el Concilio Vaticano II, que subrayó la colegialidad. En las últimas décadas, el papa Francisco ha promovido la sinodalidad como camino para renovar la Iglesia, promoviendo un proceso de escucha a nivel mundial conocido como el camino sinodal hacia una asamblea universal.

La sinodalidad genera debates sobre autoridad, estructura y cambio pastoral, con perspectivas que la ven como expresión de plena participación y críticas que advierten tensiones entre misión, disciplina y disciplina eclesial. See also: Sínodo de los Obispos, Vaticano II.