ophthalmoscopía

La oftalmoscopia es una técnica de examen del fondo de ojo que permite observar retina, disco óptico, mácula y vasos sanguíneos. Es clave para detectar enfermedades oculares y señales de condiciones sistémicas, como hipertensión y diabetes. Existen dos enfoques principales: la oftalmoscopia directa y la indirecta, con distintos campos de visión y niveles de magnificación.

La oftalmoscopia directa usa un oftalmoscopio de mano para iluminar el interior del ojo y ver con una visión directa; su campo es estrecho y la imagen es de alta magnificación, pero puede verse limitada por la agudeza visual y la apertura pupilar. La oftalmoscopia indirecta emplea una lente de condensación y, a veces, un sistema de iluminación adicional, proporcionando un campo mayor y una visión más detallada de la periferia retiniana.

Procedimiento: en exámenes completos se dilatan las pupilas con colirios para mejorar la visualización. El explorador se coloca frente al paciente, ajusta el enfoque y recorre el fondo de ojo de forma secuencial, evaluando el disco óptico, la mácula, los vasos y la retina. En emergencias, puede realizarse sin dilatación, con visión limitada.

Indicación y hallazgos: la oftalmoscopia se utiliza para detectar retinopatía diabética, signos de hipertensión, glaucoma, neuritis óptica, papiledema, desprendimiento de retina y otras anomalías. Los hallazgos típicos incluyen cambios en la copa óptica, edema, hemorragias, exudados, microangiopatía y anomalías en los vasos.

Seguridad y limitaciones: la técnica es generalmente segura; la dilatación puede causar fotofobia temporal. Requiere entrenamiento; su rendimiento se ve afectado por pupilas pequeñas, opacidades de medios (catarata) o cooperación limitada.

Historia: la técnica fue descrita por Hermann von Helmholtz en 1851, con el desarrollo del oftalmoscopio directo, marcando un hito en el examen ocular.