visigodos

Los visigodos fueron un pueblo germánico de origen gótico oriental que desempeñó un papel decisivo en la transición de la Antigüedad tardía en la Península Ibérica y en el suroeste de la Galia. Tras migraciones hacia el Imperio romano, se establecieron en Hispania y Septimania tras la derrota en Vouillé frente a los francos en 507. En la Península formaron un reino que, con capital inicial en Tolosa y luego en Toledo, llegó a ser una potencia politycamente consolidada en la Hispania visigoda durante los siglos VI y VII.

Políticamente, el reino visigodo fue una monarquía con una élite de origen germánico integrada a una población hispano-romana. Su administración absorbió muchas estructuras romanas, y su marco jurídico, conocido como Liber Judiciorum o Código de las Leyes, se configuró en el siglo VII para regular derecho civil y canónico, consolidando una tradición legal influida por el derecho romano y la norma germánica.

Religión y cultura: en sus primeras etapas fueron arianos, pero en 589, bajo Recesvinto, Reccared I abjuró el arianismo y abrazó el cristianismo católico niceno, lo que facilitó la cohesión con la población hispano-romana y la Iglesia de Hispania. El uso del latín fue dominante en la administración, mientras que el espíritu germánico dejó huellas en costumbres y organización.

Declive y legado: en 711, las fuerzas musulmanas derrotaron al reino visigodo y llevaron al desmembramiento de su territorio, marcando el inicio de la Reconquista. Toledo emergió como centro cultural y jurídico en la Hispania posterior, dejando una influencia duradera en la historia y la cultura de la península.