templanza

Templanza es una virtud que se refiere a la moderación y el control de los deseos e impulsos para lograr una vida equilibrada. En su sentido más amplio, implica resistir excesos, ser capaz de contener las pasiones y actuar con mesura, asumiendo un punto medio entre posibles extremos.

En la tradición filosófica clásica, la templanza es una de las cuatro virtudes cardinales, junto con la prudencia, la justicia y la fortaleza. Se entiende como la adecuada regulación de los placeres y apetitos, permitiendo que la razón gobierne las emociones y las decisiones. Esta virtud se asocia a prácticas como la moderación en la comida y la bebida, la sobriedad emocional y la continencia.

En la tradición ética y moral cristiana, la templanza se aborda como una virtud cívica y espiritual que ayuda a vivir de acuerdo con principios morales. Aunque en la teología se reconocen virtudes teológicas específicas (fe, esperanza y caridad), la templanza se mantiene como una virtud cardinal que orienta la conducta cotidiana y las relaciones con los demás, evitando extremos que dañen al individuo o a la comunidad.

Etimológicamente, la palabra procede del latín temperantia, de temperare, moderar o mezclar de forma equilibrada. En el uso contemporáneo, templanza se aplica a la moderación en diferentes ámbitos, como el consumo, el dinero, el trabajo y las emociones, promoviendo la responsabilidad y la toma de decisiones prudentes.

En resumen, la templanza fomenta la autorregulación y la armonía entre deseo y razón, desde raíces filosóficas antiguas hasta su presencia en la ética y la vida cotidiana.