Estanque

Un estanque es un cuerpo de agua de tamaño variable, con bordes definidos y aguas tranquilas. Puede formarse naturalmente o crearse artificialmente, especialmente en jardines y parques. Por lo general es más pequeño y menos profundo que un lago y alberga plantas acuáticas como nenúfares y jacintos de agua, así como fauna de agua dulce.

El término procede del francés étang, a su vez del latín stagnum, que significa charca o estanque.

Se clasifican en naturales y artificiales. Dentro de los artificiales, los ornamentales buscan la estética, mientras que los de cultivo se destinan a la cría de peces. En paisajes urbanizados, los estanques ornamentales suelen incorporar filtración y fuentes para oxigenar el agua.

La gestión busca mantener equilibrio biológico para evitar proliferaciones de algas. Se logra con iluminación adecuada, oxigenación, filtración, limpieza de sedimentos y una plantación equilibrada de plantas emergentes y flotantes. El uso de productos químicos debe hacerse con precaución y, cuando sea posible, con asesoramiento profesional para favorecer soluciones sostenibles.

Además de su función decorativa, los estanques ofrecen hábitats para insectos, anfibios y aves, y pueden favorecer la biodiversidad local si se gestionan con criterios de conservación.