deescalación

La deescalación, también conocida como desescalada, es un conjunto de estrategias y prácticas orientadas a reducir la intensidad de un conflicto o de una situación potencialmente violenta. Su objetivo es evitar la escalada hacia la violencia o la confrontación, mediante intervenciones que tranquilicen a las partes, creen espacio y orienten la conversación hacia una solución pacífica.

Terminología: en español se utilizan desescalada y deescalación; la expresión inglesa equivalente es de-escalation.

Ámbitos de aplicación: seguridad pública y respuesta policial, cuidados en salud mental, entornos educativos, ámbitos laborales y conflictos interpersonales. En cada caso se adapta a las circunstancias específicas y a los recursos disponibles.

Principios y técnicas: tonalidad de voz calmada y no amenazante, lenguaje corporal abierto, escucha activa y empatía, validación de emociones, preguntas abiertas, y ofrecer opciones seguras. También se busca crear espacio temporal para que las partes se enfríen, establecer límites claros y, cuando es posible, proponer salidas o acuerdos provisionales que eviten la violencia.

Eficacia y límites: la evidencia sugiere que la deescalación bien aplicada puede reducir incidentes de violencia, lesiones y uso de la fuerza. Su éxito depende de la formación adecuada, el apoyo institucional y el contexto. Puede ser ineficaz o contraproducente si no se aplica con criterio, si se percibe como manipulación o si la seguridad inmediata está en riesgo.

Ver también: gestión de conflictos, mediación, manejo de crisis, comunicación no violenta.