Infraestructura

La infraestructura es el conjunto de bienes y servicios que sostienen la actividad económica y el bienestar de la población. Incluye elementos tangibles como carreteras, puentes, redes eléctricas y de agua, así como servicios que permiten su uso, como la regulación y la operación. Se suele clasificar por sectores: transporte, energía, agua y saneamiento, telecomunicaciones, servicios sociales, y, en la actualidad, componentes digitales y ambientales que fortalecen la resiliencia y la sostenibilidad.

Principales tipos: transporte (carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos), energía (generación, transmisión, distribución, redes de gas), agua y saneamiento (captación, tratamiento, distribución, alcantarillado), telecomunicaciones (fibra óptica, telefonía móvil, conectividad), y servicios sociales (educación, salud, vivienda). También se prestan atención a la infraestructura digital y a la infraestructura verde, como infraestructuras para la gestión de recursos hídricos, energía renovable y eficiencia energética.

Propiedad y financiamiento: la infraestructura puede ser pública, privada o mixta. Su financiación proviene de gasto público, endeudamiento, inversión privada y asociaciones público-privadas (APP). La planificación suele incluir estudios de demanda, evaluaciones de costo-beneficio, impacto ambiental y mecanismos de regulación para garantizar acceso equitativo y sostenibilidad.

Importancia: sirve como columna vertebral para el crecimiento económico, la productividad, la movilidad y el acceso a servicios básicos. Su calidad afecta la competitividad, la cohesión territorial y la resiliencia ante desastres naturales o shocks económicos.

Desafíos y tendencias: mantenimiento insuficiente, déficits de inversión y brechas regionales; obsolescencia tecnológica; cambio climático y gestión de riesgos; gobernanza, transparencia y planificación integrada; expansión de la infraestructura digital y la transición energética para el desarrollo sostenible.